1.2.16

Los ángeles no cantan.

No nos engañemos, querido lobo gris, te he querido hasta morir y morir es lo que hago cada noche a la una menos diez de la madrugada. 

La cáscara se separa del fruto pálido que es mi existencia y cae sobre el colchón, mi piel multiplica su sensibilidad por el número de kilómetros de aquí a Marte y mis ojos se abren. Veo cada partícula de polvo y cada rastro de tu olor en el aire, veo tu esencia del color de las nubes en abril y mi alma se escinde; el bosque y la urbe, correr pegada a tu lomo erizado; correr sobre el pavimento con los pies descalzos. 

No nos engañemos, querido lobo gris. Te he querido y te he odiado más de lo que tú odias a los cazadores y a sus escopetas, más de lo que el león del zoo odia los barrotes que le roban su fiereza y su recuerdo de lo salvaje, fiero y prohibido por el hombre. 
Cada noche hay una pequeña luz en la punta de mis dedos y y la velocidad de mi corazón aumenta como la del río de la montaña cuando llueve. 

No nos engañemos, querido lobo gris, yo correría por ti en cualquier desierto, viviría por ti en cualquier lago de cristales rotos porque son tus aullidos mis latidos. 

Tengo una manada de ausencias en las entrañas. 

7 comentarios :

  1. Creo que es uno de los mejores escritos que te he leído. No sé cómo lo haces, Trece, pero me superas. Me dejas siempre sin palabras y por eso creo que la gente apenas comenta, porque no sabe qué decir. Le encantan tus palabras, la manera de enlazarlas, pero nos dejas tan ensimismados que ¡pluf! Adiós palabras.

    Sigue así, no cambies nunca, no te vayas, no pienses nada malo de ti y tus letras, porque vales muchísimo.

    abrazos fuertes,
    W.

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  2. Qué imágenes tan maravillosas. Remiten al origen primordial, a lo salvaje, a la sangre. También a la infancia. Y esa última frase.

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  3. La repetición tiene algo de hechizante, como un conjuro a medianoche en medio del bosque.
    Un abrazo.

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  4. Desde el título hasta el final, ha sido estremecedor.

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  5. Querer tanto que llega a doler, tanto que llega a desangrarte. Tus escritos escuecen Trece, mucho, pero es algo que al leer no te importa que pase.

    (saludos)

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